vel enere y la Luna en Libra son los más bellos de la escuela zodiacal. Pura armonía. Ni una llamada de los profesores, su largo cabello recogido por una diadema de terciopelo.
Hablan de una feminidad tradicional que no se deja reaccionar porque la figura materna internalizada previene insurrecciones como las evidentes de una Luna en Aries o en Acuario, rebeldes de nacimiento.
Pero tanto la Luna como Venus en Libra viven realizados por la dedicación a los demás con un sentido del deber infinito que termina por penalizar su devenir.
Las princesas de justicia eligen a menudo la profesión de abogado o magistrado. Atentos moderadores de la disidencia, son perfectos para evaluar dónde está lo bueno y lo malo.
Uno se pregunta por qué en esta personalidad impecable casi nunca se encuentra la actitud decisiva de la acción. Una reactividad que puede liberarse de asentir constantemente.
El único sí tenaz deseado por Venus en Libra es el dirigido a un amor incondicional que no incluye divorcios, rupturas o pausas para la reflexión. La elección recae en el hombre guapo y refinado, pero que sabe cómo plantarle cara.
El “sí” en el altar pretende ser para siempre. El riesgo previsible para esta Venus es idealizar en exceso a la pareja. Movida por una fidelidad que no siente razón, acaba negándose a sí misma la evidencia.
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