El Milan de Pioli llegará mañana por la noche a Castellani. Hace diecinueve años el de Carletto en el banquillo consiguió hacerse con los tres puntos solo gracias a un remate repentino y potente desde lejos del brasileño. Un gesto que tiene ilustres precedentes…
Falta un cuarto de hora, no podemos esperar más. Carlo Ancelotti camina frente al banquillo, extrañamente nervioso. Entendió que para su Milán, aquí en Empoli, no bastan los bordados de Rui Costa, Seedorf y Pirlo, o las aceleraciones de Shevchenko. Necesita más, si quiere mantenerse en lo más alto de la tabla antes de volar a Tokio para jugar el Mundial de Clubes contra Boca Juniors. Es sábado 6 de diciembre de 2003 y los campeones de Europa rossoneri están haciendo un esfuerzo bestial para domar al Empoli de Attilio Perotti.