A riesgo de su propia vida, ella misma participó en manifestaciones en Irán. Fue golpeada, amenazada con un arma, apenas logró huir. Su luna de miel la llevó a Amsterdam. Ahora, Marzieh, de 29 años, está a salvo en Friesland, pero con la cabeza en su país natal. “Lo que le pasó a Mahsa podría haberme pasado a mí”.
“Si todos los que tienen miedo se quedan en casa, nada cambiará nunca en Irán”, dice Marzieh. Foto Marco Keyzer Foto: Marco Keyzer