La primera ministra británica, Liz Truss, está considerando trasladar la embajada de su país en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, escribe The Guardian. Al hacerlo, rompería con la política exterior británica establecida y seguiría los pasos del expresidente estadounidense Donald Trump.
En una reunión al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, Truss informó al primer ministro israelí, Yair Lapid, de una «evaluación de la ubicación actual» de la embajada, según el diario británico. El estatus de Jerusalén, que tanto israelíes como palestinos reclaman como capital, es uno de los temas más delicados en el prolongado conflicto entre Israel y Palestina.
El jueves, el primer ministro israelí tuiteó su agradecimiento a Truss por lo que describió como «considerar positivamente» la medida. «Seguiremos fortaleciendo la asociación entre los países», dijo.
Los palestinos ven a Jerusalén Este como su capital. Israel ha controlado toda la ciudad desde 1967 y declaró a todo Jerusalén como capital del país en 1980. Según las Naciones Unidas, la anexión de Jerusalén Este violó el derecho internacional.
En los pasos de Trump
Al igual que la gran mayoría de la comunidad internacional, la posición del Reino Unido hasta ahora ha sido que Jerusalén debería albergar consulados en lugar de embajadas hasta que se alcance un acuerdo de paz final.
En 2018, el entonces presidente de los Estados Unidos, Trump, cumplió una promesa de campaña de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, lo que la comunidad internacional condenó y provocó violentas protestas. Más de 200 personas fueron asesinadas a tiros durante una manifestación en la Franja de Gaza. La entonces primera ministra británica, Theresa May, criticó la medida en ese momento.
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