Los británicos tienen tres palabras para ello. La fila. La línea. La cola. Pero los tres significan lo mismo: es la cola salvajemente serena de diez millas para la Reina, justo a través de Londres. ¿Cómo se las arreglaron los británicos para hacer esto tan bien? Con muñequeras, pueblecitos sanitarios, seguridad cada cien metros, cortesía y disciplina de hierro.
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