La economía más grande de Europa depende en gran medida de las importaciones de gas rusas. La crisis energética actual se ve exacerbada ya que el presidente ruso, Vladimir Putin, continúa restringiendo los suministros en represalia por las sanciones vinculadas a la guerra en Ucrania. Ciertamente se está sintiendo el cierre del gasoducto Nord Stream 1. Mientras tanto, aumentan las preocupaciones de que Alemania podría enfrentar una ola de quiebras como resultado de la crisis.
“Ahorramos gasolina. Una vez más estamos utilizando la capacidad de producción de las centrales eléctricas de carbón. A principios del próximo año tendremos la oportunidad de utilizar las centrales nucleares restantes del sur de Alemania si es necesario», dijo el canciller.
Aún así, el compromiso energético del gobierno fue cuestionado el sábado. Por ejemplo, el presidente de la Asociación de Ciudades y Municipios, que representa a 14.000 ciudades y municipios del país, afirmó que el país está en riesgo de una crisis energética. Gerd Landsberg habló con el diario ‘Welt am Sonntag’, entre otras cosas, sobre el impacto de un posible ataque de hackers. También señaló el riesgo de sobrecarga de la red si muchos hogares cambian a calentadores eléctricos en lugar de calentadores de gas. «Alemania ha reconocido que la situación es grave, pero aún no está haciendo lo suficiente para prepararse», dijo Landsberg al periódico.
A principios de esta semana, el gobierno alemán se vio afectado por planes para mantener abiertas algunas plantas de energía nuclear como reservas. El plan, presentado por el ministro de Economía, Robert Habeck, fue rechazado por uno de los operadores de plantas de energía nuclear de Alemania, quien dijo que «no era técnicamente factible y, por lo tanto, inadecuado».