El expiloto de Ferrari corre el domingo en Watkins Glenn con un Chevrolet. En calificación cierra 38º y penúltimo. “¿Pero qué tengo que perder? Hay muchos pilotos europeos a los que les gustaría estar en mi lugar”
“Está bien, soy un ex campeón mundial, pero ¿qué tengo que perder?”. Kimi Raikkonen afronta su nueva aventura en la Nascar al volante del Chevrolet Camaro número 91 con el descaro habitual que le ha permitido a lo largo de los años ganarse la simpatía de los aficionados a la F1. El finlandés, que el próximo 17 de octubre cumplirá 43 años, participa este domingo en la carrera de Nascar prevista en Watking Gleen, el famoso circuito del estado de Nueva York que en el pasado albergó varias ediciones del GP del Este de Estados Unidos. Estados Kimi ganó su último GP de F1 en Austin, Texas en 2018 antes de entregar el volante de Ferrari a Charles Leclerc. Último campeón del mundo del Cavallino Rampante (ganó el título en 2007), el finlandés regresa a la famosa serie estadounidense después de debutar en la categoría Camping World Truck Series hace once años, durante el año sabático, tras su primer divorcio con Maranello. que lo había llevado a correr en rallies. En la clasificación, Kimi terminó solo 38º y penúltimo, pero recibió el resultado con una sonrisa. “Hubiera preferido tener algunas vueltas más (pudo dar 10; ed) pero está bien, tengo que aprender mucho, no sabía qué trayectorias seguir. Pero mejoré y lo seguiré haciendo. en carrera. Hay muchos corredores europeos a los que les gustaría tener la misma oportunidad y de momento no lo han conseguido”. El expiloto de Ferrari, que ha disputado 349 GP con 21 victorias y 18 poles, está acompañado en este viaje americano por su mujer Mintuu y por sus hijos Robin y Rihanna, que ya han dado sus primeros pasos en los karts.