Hay personajes del pasado que hoy consideramos impresentables pero que son, objetivamente, nuestros padres.


Serena Dandini (foto de Gianmarco Chieregato).

PARAEjerzo el antiguo oficio de satírico desde hace muchos años, les puedo asegurar que no envidio a los jóvenes que ahora prueban suerte en esta actividad.

Cada vez es más difícil hacer reír a la gente con las nuevas figuras disponibles en el teatro actual de la política y el emprendimiento italiano..

Hay quienes lamentan a los viejos frikis del parlamento del pasado ya los viejos capitanes de la industria, figuras con cierto currículum y una autoridad que se prestaba a ser desgarrada por la irreverencia y la ironía.

Ahora queda muy poco que desmontar y los personajes a tratar son tan insignificantes que hasta las ganas de burlarse de ellos desaparecen.

Es la misma razón por la que es difícil recrear hoy en el cine la gran temporada de la comedia italiana, para lograr ese milagroso equilibrio agridulce que hacía reír y, al mismo tiempo, denunciaba las fechorías del poder: se necesitaría personajes a castigar que no existen más.

Lejos de mí sentir nostalgia, pero basta con mirar uno de los muchos programas de entrevistas para comprender que hoy en día gigantes como Gassman, Sordi y compañía tendrían muy poco material para inspirarse.

“Il divatore” de Elena Stancanelli (La nave de Teseo).

Es en este sentido que el buceador – el hermoso libro de Elena Stancanelli sobre la vida de Raul Gardini (La nave de Teseo) – es esclarecedor. El escritor nos da un ensayo que también es una novelano sólo de la vida de un solo empresario, sino de toda una generación de extintos hombres de poder.

No hay juicios, no importa si su extinción es un bien o un mal, la visión que, gracias a una documentación muy precisa y una escritura contundente, nos ofrece Stancanelli es la de un mundo desaparecido, formado por hombres que consideramos hoy impresentables pero que son en efecto nuestros padres.

«He visto a esos machos, los he visto moverse con la soltura que da vivir en un mundo que tú has moldeado a tu imagen y semejanza.. Ahora esos machos son considerados enemigos. Igual que el plástico o la carne».

Ellos son con quienes crecimos, quienes construyeron los cimientos de nuestro país, son nuestras raíces. Para realizar los nuevos mundos con los que soñamos, no podemos borrar nuestro pasado.

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Si no comprendemos completamente de qué estamos hechos, nunca podremos abrir nuevos capítulos en nuestra historia. Un sincero agradecimiento al trabajo de Stancanelli por esta gran oportunidad para la memoria colectiva.
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