LAEn verano no sólo debemos prestar atención a la acción de los rayos sino también a la deshidratación epidérmica, uno de los primeros efectos de las altas temperaturas en la piel. El sudor, la exposición al calor excesivo pero también al aire acondicionado y los ventiladores provocan una mayor dispersión del agua que conduce a la sequedad de la piel.
Además, “junto con la humedad pueden provocar vasodilatación y empeorar o agudizar problemas como la rosácea o la cuperosis”, explica el Dr. Antonio Ascari Raccagni, dermatólogo clínico en el Hospital Maria Cecilia de Cotignola y las instalaciones de GVM Care & Research en Romagna.
Piel y altas temperaturas, cómo reacciona la epidermis
“Las altas temperaturas y los altos niveles de humedad provocan una sudoración intensa que hace que el agua se escape contenida en la piel resultando en deshidratación», explica el dermatólogo clínico.
A esto se suman otros dos efectos indeseables: por un lado la hiperproducción de sebo con la consiguiente formación de impurezas que se puede prevenir con cremas seborreguladoras con acción antibacteriana y calmante, por otro lado una sequedad cutánea que conduce a aparición de grietas e irritación.
Debido a esto la epidermis debe exponerse gradualmente al calorpara permitirle activar todos los mecanismos naturales de defensa frente a los agentes externos.
Cómo remediar la piel deshidratada
La hidratación siempre es fundamental para la piel “Que necesita ser regenerado tanto por la mañana como por la noche”.
Una regeneración que implica la elección de la rutina correcta: “En verano, todas las consistencias de gel son aptas, tanto para limpiadoras como para cremas.. Su plus es hidratar en profundidad sin apelmazar. Estas fórmulas pueden entonces presumir de acciones purificantes y calmantes cuando son específicas para pieles grasas», explica la experta.
En particular, con respecto a la limpieza en verano es mejor dejar de lado la leche limpiadora y preferir gel y mousse. “Una vez a la semana también recomiendo el exfoliante. que elimina la capa superficial de la epidermis, limpiándola de células muertas y rehidratándola gracias a los componentes grasos presentes en su fórmula».
Albaricoques, sandías y zanahorias: frutas y verduras hidratantes
Pero el la hidratación adecuada también incluye una nutrición adecuada. En primer lugar hay que beber mucho. «Al evaporarse a través de la epidermis, el agua mantiene constante la temperatura corporal y evita cambios bruscos de temperatura».
¿Las reglas básicas según el experto? Prefiere una dieta rica en frutas frescas de temporada como albaricoques, melón, sandía y melocotones, y luego verduras como tomates, zanahorias, lechuga, achicoria y espinacas que son ricas en minerales y vitaminas capaces de estimular la producción de melanina».
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