Un juez excluyó a la prensa, en parte debido a la privacidad de la familia real, y dictaminó que el contenido del testamento debía permanecer fuera del alcance del público durante otros 90 años. ‘The Guardian’ encuentra eso “injusto”. Según el diario, una sesión completamente cerrada iría en contra del ordenamiento jurídico.
En Inglaterra es regla que un testamento se hace público cuando alguien muere. De esta forma se puede comprobar si se están cumpliendo los deseos del difunto.
Sin embargo, los jueces superiores dictaminaron el viernes que las circunstancias son “excepcionales” y que a veces no es necesario hacer públicos los testamentos. “Es cierto que la ley también se aplica a la familia real, pero eso no significa que la ley proporcione el mismo resultado en todas las situaciones”. Los testamentos de los miembros fallecidos de la familia real británica se mantienen tradicionalmente en secreto.
El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, murió el año pasado a la edad de 99 años. Estuvo casado con la reina Isabel durante 73 años.
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