Esperando durante horas, con rotulador y papel en la mano, smartphone en modo selfie listo. Y luego, cuando Él llega: gritar, gritar, pedir un garabato y un dibujo. Wout Van Aert, orgulloso con su maillot verde, lo aceptó con una sonrisa. Porque sabe que es su culpa que todos lo quieran tanto. “Tengo un sentimiento de estrella de rock”.
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