“Él inventó los rituales más horribles”: líder de culto belga engendró hijos con sus seguidores durante 40 años, luego los ‘repartió’

Edgard Doulière no era un gurú típico. No tenía el encanto de Hollywood de Jim Jones de Peoples Temple, ni la mirada penetrante de Bhagwan, ni el fuego salvaje de Charles Manson. Doulière era un hombre calvo poco atractivo, con un bigote descuidado y un brazo izquierdo paralizado. Pero cuando habló, sus seguidoras femeninas lo miraron con la mirada que Harry Styles y Justin Bieber tienen hoy en día en las jóvenes. Su carisma hizo que las mujeres de su culto hicieran todo por él y con él.

“Fui convocada a él en luna llena”, dice Linda de Maaseik, hoy una mujer de mediana edad. “Para un encuentro místico, por así decirlo. Tuve que ponerme una túnica espaciosa y me condujeron a la habitación con una vela en las manos. Allí yacía Edgard Doulière, desnudo, sobre un colchón en el suelo. No hizo nada, no dijo nada, simplemente se quedó allí. El encuentro místico resultó ser una cita sexual concertada. Me levantaron y me pusieron a Edgard, y tuve que hacer lo mío. No hubo conversación, ni besos, no pasó mucho tiempo. Cuando terminó, recuperé mi vela y me permitieron irme”.



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