La fluctuante temporada del chileno entre (muchos) banquillos, destellos de genialidad (pocos) y polémicas, hasta la desafortunada expulsión ante el Liverpool que puso una lápida a las esperanzas de remontada de los nerazzurri
Es un pequeño paso de “Niño Maravilla” a “Niño Pesadilla”. O al menos lo fue en Anfield, donde el chileno (y con él todo el Inter de Milán) pasó de estrella a trapo en cuestión de minutos, gracias a la roja subsanada inmediatamente tras la patada ganadora de Lautaro. En el espacio de unos veinte minutos, los transcurridos entre las dos tarjetas amarillas subsanados por otras tantas entradas sobre Thiago Alcántara y Fabinho, Sánchez ha empañado una actuación que hasta entonces había sido capitalizada por compromiso, generosidad y enjundia. De repente, la roja agitada por Lahoz, el mismo que lo había indultado al final de la primera parte, obligó inevitablemente a Sánchez a afrontar sus responsabilidades, recordando al mismo tiempo las frases polémicas y las salidas sociales de poco tiempo atrás.