Para la animación stop-motion Knor, sobre la amistad entre una niña y un cerdito, se jugueteó durante años con tela, vellón, cartón y espuma de poliestireno en un estudio de Arnhem. En un día muy productivo, allí se producen exactamente cinco segundos de película. “Lo sé, somos fenómenos”, dice radiante la directora Mascha Halberstad.
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