Es un enorme imperdible tanto por agua como por tierra: el Arca de Noé. Encadenada al muelle del Stormpolder en Krimpen aan den IJssel, la barcaza de proporciones bíblicas espera lo que vendrá. La venta es inminente, según las historias que circulan en el parque empresarial de aspecto desolado. El propietario Johan Huibers guarda silencio.
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