Annemarie perdió a su Joran cuando tenía 17 años: ‘No hay consuelo, él era nuestro consuelo’

Hoy es otro día así, un día en que las cosas no van bien. En esta radiante mañana, Annemarie Haverkamp regresa caminando del sitio conmemorativo de su hijo, donde se han esparcido sus cenizas. 25 minutos de ida, 25 minutos de vuelta.

En el otoño del año pasado, Joran, su hijo severamente discapacitado, falleció. Un punto de quiebre en su vida. Al igual que su nacimiento en 2004, cambió su vida. Ahora hay el libro de trabajo, el ‘nombre artístico’ de Joran. Es una selección de los columnas que Annemarie en De Gelderlander escribió sobre su extraordinaria vida, durante casi dieciocho años. De grandes preocupaciones y expectativas borradas. Pero también de lo lindo que era cobijarse con él en tiempos de crisis. Ahora, seis meses después de su muerte, ella cuenta su historia.



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