Ancelotti, como tú nadie nunca: ¡cuarta Champions, el Real Madrid es campeón!

Liverpool goleó 1-0: Vinicius decide y Courtois lo salva todo. Decimocuarta vez en el trono de Europa para los blancos, la cuarta para Carletto, el hombre de los récords

Son catorce para el Real Madrid. Catorce Champions League, es impresionante solo escribirlo, tal cosa. Carlo Ancelotti vuelve a ser el rey de París, como en los días del PSG… pero su reinado, desde esta noche, es de una grandeza inexplorada, deslumbrante: cuatro veces en el techo de Europa, nadie lo había logrado jamás. El Liverpool vuelve a masticar amargo, cuatro años después de la final perdida en Kiev ante los blancos: esta vez no es el portero de los Reds (Karius) el decisivo en la negativa, es el del Madrid (Courtois) el que se convierte en muro a dos palas en lugar de los brazos. Termina 1-0, en Saint-Denis. El fichaje es el de Vinicius, la Casa Blanca vuelve a ser dueña de Europa e Inglaterra se queda sin trofeos europeos.

Comienzo lento

La salida es… falsa, en el sentido de que empieza con más de media hora de retraso. Problemas para acceder a la afición inglesa que se queda fuera por centenares, sensacional desorganización a la hora de gestionar la afluencia del Stade de France. También rociaron gas punzante a los niños, caos absoluto. Y algunos incidentes en las puertas de entrada para bloquear los intentos de quienes intentan aprovechar la coyuntura para pasar sin billete. Turpin pita el inicio a las 21.36, pero Reds y Madrid añaden unos minutos más de espera, antes de empezar a enfrentarse de verdad. El 4-3-3 de Klopp y el 4-4-2 de Ancelotti impactan de frente, consiguiendo anularse durante un cuarto de hora. Entonces la balanza del partido parece inclinarse hacia el plato rojo: Alexander-Arnold y Salah buscan y propician las conclusiones del otro, la mejor oportunidad le pasa a Mané y apenas se materializa.

Benzema… efectivamente no

Si Courtois no hiciera un milagro por la derecha del senegalés, estrellándolo contra el poste, estaríamos hablando de otro partido. En cambio, la paridad se resiste, el Madrid tiene la oportunidad de repostar sin hundirse en el marcador y justo antes del descanso también encontraría la ventaja: bien por los reds que la intervención de Fabinho para contrarrestar el remate de Valverde no se considera una «jugada». del Var, decisión que decreta automáticamente el fuera de juego de Benzema, autor de la pata ganadora. Turpin no revisa la acción y confía en la anulación, pero en definitiva, quedan algunas dudas. Klopp suspira aliviado y se dirige al vestuario, con la sensación de que Ancelotti lo va enjaezando poco a poco, de forma similar a lo que Carvajal -queriendo elegir un duelo entre muchos- está haciendo con el peligro público de Luis Díaz.

Vinos-metas

Salimos de nuevo y llegamos sin sobresaltos a la hora del partido: el momento en que se rompe el partido. El Madrid estuvo letal en leer y castigar los deslices de la defensa inglesa, Valverde muy dispuesto a concretar el centro, Vinicius presente en el toque a la red con el arco vacío. Esta vez el jaque del Var no ahoga el grito madridista, es el 1-0 y la copa ya parece teñirse de blanco. Aunque es temprano. Salah vuelve a llamar a Courtois a zambullirse, Klopp quita a Díaz y mete a Jota, los reds se lanzan hacia adelante con la cabeza gacha y el portero belga debe volver a superarse para poner un pie entre Salah y el gol del empate. Los próximos movimientos serán Keita y Firmino.

enorme courtois

El último cuarto de hora es un asedio de los reds, aún vitales a pesar de los 63 partidos disputados en la temporada (o todos los posibles…). Keita desperdicia desde la frontal, luego nuevo duelo Salah-Courtois y el portero belga se muestra simplemente gigantesco en volar sobre el tiro del egipcio, a su vez deslumbrante en el control y regate sobre Mendy. Salah me da un puñetazo en el césped, se da cuenta de que es otra noche embrujada (fue herido en Kiev después de media hora). La marea roja sube, empuja, embiste, pero no pasa. Y con el pitido final de Turpin, Ancelotti vuelve a ser el Rey Carlo. Liga y Champions: menos mal que pensaron que se acababa.



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