Los padres derraman el té sobre los actos de venganza más insignificantes que han realizado por sus hijos


“Mi hijo era parte de un gran club extracurricular (tanto en edad como en membresía; teníamos niños desde 5 años hasta el último año de la escuela secundaria) que necesitaba mucho tiempo para recibir capacitación para realizar actividades (certificaciones con organizaciones deportivas nacionales, aprender a usar equipos especiales de manera segura, etc.). Tengo un hijo único y soy padre y madre que se queda en casa, así que usé mi tiempo para su beneficio y recibí mucha capacitación para poder realizar actividades en demanda como. tiro con arco, cursos de cuerdas y el como.

Hubo otro grupo de padres que decidieron que no les gustaba cómo manejaba las situaciones por seguridad y dentro de los lineamientos de nuestra organización nacional extracurricular. No permití que los niños cuyos padres se ofrecieron voluntariamente actuaran como adultos, y no toleré que los niños mayores actuaran de manera grosera con los niños más pequeños sólo porque eran más pequeños. Tuvimos varias situaciones en las que los adolescentes dejaron a los niños en edad de jardín de infantes llorando, regodeándose de cómo “ganaron”.

Intentaron que nuestros supervisores me regañaran oficialmente. En lugar de ir a una reunión donde sabía que me regañarían y me dirían que me fuera, simplemente los engañé. Sobre todo. Recibí llamadas durante semanas preguntándome si podía ir a ayudarlos a realizar una actividad para la que estaba capacitado, a pesar de decirles que no me contactaran para pedir ayuda si era tan ofensivo con ellos. Tuve que bloquear números, decirles a nuestros supervisores que ya no estaba disponible y, finalmente, también dejé de reconocerlos en persona. Ahora soy formador de muchas de las actividades que quieren realizar y los he rechazado alegremente de las clases que imparto. Disfruto de los botones de ‘rechazar la entrada’ que presiono todo el tiempo”.

-Anónimo



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