Hay muchas similitudes con el drama vivido en la Eurocopa de Dinamarca-Finlandia: el repentino nocaut tras una falta lateral, la angustia de los compañeros y la escarcha que cae sobre el estadio.
Me pregunto si hay una correlación. También fue una falta lateral el 12 de junio de 2021, el estadio Parken como el Franchi, Edoardo Bove ayer como Christian Eriksen esa tarde en el Dinamarca-Finlandia. Una falta lateral, sí. Como si el corazón, en el momento menos competitivo de todos, no durante un sprint, sino cuando se detiene el juego, decidiera detenerse también, tirar de los remos, enviar una señal de alarma total. Y el silencio posterior del estadio, el frío de Copenhague y el de Florencia, la afición en las gradas esperando noticias. Y los compañeros que lloran tienen miedo. Pero sobre todo protegen, porque uno de ellos está sufriendo y no se especula sobre el sufrimiento.
¿Como Chris?
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La Serie A decidió pararse anoche, la UEFA no hizo lo mismo hace tres años y medio y el partido se reanudó, 90 minutos después. Aquí está, la diferencia. Pero anoche todos pensaban en aquel partido Dinamarca-Finlandia, en el que el entonces centrocampista del Inter Eriksen se desplomó repentinamente. Drama en TV en vivo, drama que llega a los hogares incluso a través de las redes sociales, con un vídeo que da la vuelta al mundo en apenas unos minutos. Anoche Edoardo no pudo soportar el peso del dolor, molestia que -al parecer- había sentido unos segundos antes, hasta el punto de agacharse hasta casi tocar el suelo antes de intentar levantarse. Un paro cardíaco entonces, un paro cardíaco anoche. Lo cierto es que no se puede descartar de ninguna manera el escenario de un final similar: al danés le implantaron un desfibrilador subcutáneo que luego le permitió volver a jugar, pero no en Italia, dado que en nuestro país no es posible obtener la idoneidad a nivel competitivo en casos similares (Eriksen dejó Brentford y ahora está en el Manchester United). Pero no es el aspecto deportivo lo que interesa ahora. Cuenta el niño Edoardo, no el futbolista Bove. Lo que cuenta es lo que el fútbol puede transmitir en noches como ésta. Ante el dolor, la mejor reacción fue la de quienes estaban en el terreno de juego con el mediocampista. De los jugadores y del personal que se reunieron alrededor de Bove, creando un círculo de protección: es una escena que ya hemos visto, y así también fue en Parken. En definitiva, es un “te queremos” hecho y no dicho. Es el fútbol el que vuelve a ser deporte y regatea el espectáculo, Dios mío.