El Papa lanza una (nueva) alarma sobre las finanzas públicas del Vaticano y ahora pide una verdadera reforma de las pensiones. «Se necesitan medidas estructurales urgentes, que ya no pueden posponerse, para lograr la sostenibilidad del Fondo de Pensiones, en el contexto más general de los recursos limitados de que dispone toda la organización, y una cobertura de seguridad social adecuada para los empleados actuales y futuros»; se trata de «tomar decisiones difíciles que exigirán especial sensibilidad, generosidad y voluntad de sacrificio por parte de todos», escribe Francisco en una carta al colegio cardenalicio y a los responsables de las instituciones curiales y a quienes están relacionados con la Santa Ver.
«El sistema actual no garantiza la sostenibilidad para las generaciones futuras»
La declaración, mucho más contundente e incisiva que las anteriores, se produce después de que “diferentes estudios” hayan demostrado que “la actual gestión de las pensiones, teniendo en cuenta los activos disponibles, genera un déficit importante”. Desgraciadamente, los datos que emergen ahora, como resultado de los últimos análisis en profundidad realizados por expertos independientes, indican un grave desequilibrio prospectivo del Fondo, cuyo tamaño tiende a expandirse con el tiempo en ausencia de intervenciones”. En términos concretos, “esto significa que “el sistema actual no es capaz de garantizar a medio plazo el cumplimiento de la obligación de pensiones para las generaciones futuras”, añade Bergoglio, que en los últimos meses también ha comunicado otras medidas como el recorte para cada salario cardenalicio de una media de 500 a 550 euros.
Cardenal estadounidense Farrell, único administrador del Fondo de Pensiones
Francisco comunica entonces la decisión de nombrar al cardenal estadounidense Kevin Farrell como administrador único del fondo de pensiones, considerando que esta elección representa “un paso esencial para responder a los desafíos que nuestro sistema de seguridad social deberá afrontar en el futuro”. Farrell asume así nuevos poderes ya amplios: es Camarlengo (cargo que sólo entra en vigor tras la muerte o la dimisión del Papa para la gestión de la “sede vacante”), Prefecto del dicasterio de los laicos y de la familia, presidente de la comisión de inversiones, de la importante comisión de “asuntos reservados” y desde enero también del Tribunal de Casación.
El expediente de las pensiones también fue una “preocupación” para sus antecesores
El Papa habla de la gestión del Fondo de Pensiones, ya «un tema en el centro de la “preocupación” de los Pontífices que se han sucedido desde su institución», como una cuestión «particularmente cercana a su corazón, ya que “Tenemos que afrontar problemas graves y complejos que corren el riesgo de empeorar si no se tratan con prontitud”. La nueva declaración llega después de haber destacado ya en la carta del pasado 16 de septiembre el concepto de “déficit cero como uno de los principales objetivos a perseguir con determinación para garantizar la sostenibilidad económica”, con los consiguientes recortes y sacrificios.
Alarma entre los empleados no profesionales: los datos presupuestarios no son públicos
Pero mientras tanto, crece la alarma entre los empleados no profesionales (más de 4.000 en total) que se quejan, entre otras cosas, de no conocer el presupuesto del Fondo. «Los datos no son públicos – informa Ansa desde el sitio web de la Adlv, la Asociación de empleados laicos del Vaticano – Sin embargo, cuando uno contribuye a la gestión financiera o de pensiones, dado que pagamos con nuestras contribuciones, las cuentas deben ser consultables por todos. En el Vaticano, sin embargo, estos aspectos benefician a unos pocos”. “¿Quién certifica una posible responsabilidad?”, se pregunta la ADLV, mientras “la gran mayoría de los empleados del Vaticano ya se han apretado el cinturón”.