Cada año, los trabajadores discapacitados observan con consternación cómo se coloca un puesto de oliebollen en algunas plazas de aparcamiento para discapacitados. Ha habido una batalla con el municipio por esto durante años, pero nada cambió hasta que se pronunció la sentencia ‘vamos a los tribunales’. Sigue un giro sorprendente. “Estábamos furiosos. En este municipio no se toma en serio a las personas con discapacidad”.
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