El delantero rossoneri: “Debe ser consciente de que puede hacer historia en el fútbol. Sufrimos juntos, es algo importante a tener en cuenta”
Álvaro Morata ya había tenido en cuenta los abucheos del Bernabéu la víspera del partido. Lo que no imaginó, sin embargo, fue el destinatario: pensó que su antigua afición le atacaba con un diente envenenado y esos abucheos se dirigieron a todo el Real Madrid. Una especie de metaverso, un guión invertido, un final sorpresa, o más bien la satisfacción de todo el mundo rossoneri -por una noche- de superar a quienes, en los últimos años, han alineado un título tras otro, un fantástico nuevo estadio de menta. y cientos de millones en ingresos.
brusco
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Nace Morata blancoen sus primeros pasos como profesional. Primero el equipo B, luego cuatro años en el primer equipo, la Juve y luego otra vez la Real. La ruptura con los madrileños se crea evidentemente cuando Álvaro comete el pecado capital, va más allá del punto de no retorno: el traslado al otro lado de la capital, al Atlético. Un insulto que, a los ojos de los blancos, nunca será perdonado. Tanto es así que fue tratado con dureza incluso cuando vistió la camiseta de la selección en el Bernabéu. Por eso no es de extrañar que, entre las diversas interpretaciones de su celebración, mientras mira hacia las inmensas gradas del estadio, ese dedo índice alto de su mano derecha y los otros dos dedos de su mano izquierda hayan sido interpretados como una provocación. “2-1 para nosotros”. Versión más para sentirse bien: los dos dedos formaban la V de Valencia.
puño
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Detalles, en la parte inferior, de Milán. Lo único que importó fue que Álvaro tuvo instinto para abalanzarse sobre el disparo de Leao rechazado por Lunin en tierra de nadie. Un terreno que Morata ha ocupado con la experiencia de un delantero centro capaz de imaginar de antemano por dónde puede adentrarse un balón en el área. Un gol muy pesado, porque recompensó la valentía del Milan de no retroceder después de haber encajado el empate y porque fue un puñetazo en el centro del estómago del rival. Álvaro marca esta vez y es la mejor noticia posible porque a estas alturas, al tener que ir a buscar balones al centro del campo, se estaba convirtiendo en un centrocampista añadido. Una obra oscura, noble y, al mismo tiempo, frustrada por la falta de inclusión de sus compañeros. Esta vez lo hizo todo: la habitual fase defensiva, hasta su propia área, y el punto de referencia delante.
emoción
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“Todo esto era importante para nosotros, ser conscientes de que teníamos que luchar como leones – dijo después del partido -. Hicimos un gran partido. Sufrimos juntos. Es algo importante de lo que hay que ser conscientes. La emoción adecuada para mí, Aquí la gente está pasando por un infierno. Estoy orgulloso de mi equipo, hay que seguir trabajando pero ¿es un partido de grupo? Nunca tuvimos dudas sobre Rafa, debe ser consciente de que puede hacer historia en el fútbol, está claro. Más fuerte que todos. Estamos muy contentos por él”. Hombre de equipo, el español, en el campo y también en las palabras. Sólo hay una pega en el ungüento: fue amonestado por una amonestación, la amonestación en el Bernabéu le hará perderse el viaje al Slovan Bratislava.
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