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“Me di cuenta de que necesito mucha más terapia. Cuando los ojitos te observan y te imitan, ves todos tus traumas y defectos a la vista. La terapia me ha convertido en una madre mucho mejor y una mejor persona. No es fácil, pero vale la pena. Ver a mis hijos tener una inteligencia emocional mucho mejor porque puedo manejarme mejor”.
—Andrea de Nuevo México