El consejo financiero más conocido es crear un presupuesto, pero cumplirlo a largo plazo es más fácil de decir que de hacer. Con las consideraciones previas adecuadas y un poco de disciplina, se puede implementar con éxito un plan presupuestario personalizado.
El gasto del consumidor vuelve a subir
A pesar de una inflación prolongada y de los precios en constante aumento, el gasto de los consumidores también volvió a aumentar continuamente en 2024. Así lo demuestran las cifras actuales de la Oficina Federal de Estadística. Esta afinidad por el gasto puede deberse a cambios culturales y de estilo de vida que también afectan la capacidad de los consumidores para presupuestar de manera efectiva. En particular, cada vez se realizan más las llamadas compras impulsivas, y la mayoría de la gente se arrepiente después, como muestra un artículo del portal financiero The Street. Un plan presupuestario ayuda aquí.
Crear un plan presupuestario
La creación de un plan presupuestario es individual. Antes de crearlo, es importante tener una visión inicial de los ingresos y gastos fijos. “Si no quiere llevar una contabilidad doméstica y pagar principalmente con tarjeta, le resultará útil echar un vistazo a los movimientos de su cuenta durante los últimos tres meses”, aconseja la asesora financiera Bianka Thielcke en un artículo de ING-Diba. Luego se realiza su propia evaluación basándose en estos números. Thielcke aconseja hacerse preguntas reflexivas sobre cuánto dinero quiere gastar y luego dividir el dinero en diferentes categorías. Es importante establecer un presupuesto realista; de lo contrario, la frustración es inevitable. También está perfectamente bien ajustar los presupuestos cuando la vida y las circunstancias cambian, como el nacimiento de un hijo, un cambio de trabajo, una mudanza o la inflación. Debe comprobar periódicamente si su planificación presupuestaria sigue siendo coherente.
La regla 50-30-20
Hacer un presupuesto significa establecer montos específicos para costos fijos y otros gastos importantes. Existen diferentes métodos para esto. Una de las más conocidas es la “regla 50-30-20”. Esta regla presupuestaria establece que un máximo del 50 por ciento de los ingresos debe usarse para costos fijos, el 30 por ciento para costos variables como alimentos o ropa, y el 20 por ciento debe ahorrarse. Según Claudia Müller, directora general y fundadora del Foro de Finanzas Femeninas, puede tener sentido volver a dividir el ahorro: el 10 por ciento se destina al fondo de emergencia, el otro 10 por ciento debería invertirse a largo plazo.
El modelo de olla
Una alternativa muy conocida es el “modelo bote”: además de la cuenta corriente, usted regula sus gastos (diarios) a través de otras cuatro cuentas. La cuenta corriente cubre gastos corrientes como alquiler, seguros y comida. El segundo bote se utiliza para la formación adicional e incluye inversiones en uno mismo a través de libros, formación adicional, cursos en línea o un taller. El tercer bote se utiliza para el estilo de vida en general, como ir a restaurantes, cines y conciertos, ir de compras y otras actividades de ocio. El cuarto fondo recoge las reservas, es decir, el fondo de emergencia por si acaso. El dinero del quinto bote se ahorra a largo plazo para lograr la independencia financiera.
Equipo editorial finanzen.net