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Sobre el papel, Arm y Qualcomm parecen aliados naturales en algunos de los nuevos mercados más importantes de la industria de chips.
A medida que la arquitectura de chips de bajo consumo de Arm avanza hacia grandes áreas nuevas, como servidores de centros de datos, PC y automóviles, Qualcomm es una de las empresas que lidera la carga y diseña chips basados en la tecnología de Arm. Los dos son aliados naturales mientras buscan ir más allá de sus fortalezas en el mercado maduro de teléfonos inteligentes.
Entonces, cuando Arm demandó a Qualcomm hace más de dos años en una disputa de licencia, empañó una importante asociación en la industria de chips. Desde el principio, esto parecía una disputa sobre cómo dividir el pastel de regalías por el uso de la tecnología Arm. Sin embargo, la forma en que se ha desarrollado esta batalla ha alimentado la creciente preocupación de que las consecuencias de la lucha no serán tan fáciles de contener.
Los inversores y el mundo tecnológico están desconcertados y más que preocupados acerca de por qué ambos parecen tan alejados como siempre. A menos que se llegue a un acuerdo de último minuto, la disputa se encamina hacia la imprevisibilidad de un juicio con jurado en diciembre. La ansiedad se agudizó esta semana cuando Arm apretó los tornillos legales de su rival, golpeando las acciones de ambas compañías.
La lucha gira en torno a la búsqueda de Qualcomm de potenciar su avance más allá del mercado de teléfonos inteligentes con la adquisición en 2021 de Nuvia, una nueva empresa de chips. Nuvia había diseñado sus propios “núcleos”, o los componentes básicos de los procesadores, basados en la tecnología de Arm.
Qualcomm dejó de fabricar sus propios núcleos hace casi una década y, en cambio, como la mayoría de la industria, compra núcleos diseñados por la propia Arm. Entonces, el acuerdo con Nuvia introdujo un elemento de competencia en la relación: Qualcomm seguiría dependiendo de la arquitectura de chip subyacente de Arm, pero con el tiempo se volvería menos dependiente de los núcleos de Arm.
En su demanda legal, Arm ha afirmado que Qualcomm no tiene derecho a utilizar la tecnología Nuvia sin el permiso de Arm, un aparente intento de obligar a Qualcomm a sentarse a la mesa de negociaciones y extraer regalías más altas.
El giro de esta semana se produjo cuando Qualcomm presentó su primer chip para teléfono inteligente, bien recibido, basado en la tecnología de Nuvia, así como su uso de la tecnología en automóviles. La respuesta de Arm un día después fue sorprendente por su severidad. Emitió un aviso oficial de que planea cancelar una licencia clave para Qualcomm dentro de 60 días, cortando la capacidad de esa compañía para enviar chips basados en cualquier cosa que no sean núcleos diseñados por Arm.
La cancelación no afectaría a muchos de los productos actuales de Qualcomm, pero la compañía claramente ha apostado su futuro en la tecnología de Nuvia y el lanzamiento de una nueva generación de productos ya está en marcha. Y si Qualcomm no puede enviar chips, muchos fabricantes de dispositivos que utilizan sus productos se paralizarían.
Quizás de manera perversa, la reacción inmediata del mercado de valores fue castigar a Arm más que a Qualcomm, eliminando un 9 por ciento del precio de sus acciones después de su amenaza de cancelación de licencia, en comparación con la caída del 3 por ciento de su rival. Es cierto que Arm dependió de Qualcomm para obtener el 10 por ciento de sus ingresos el año pasado, lo que significa que su propio negocio podría verse afectado si cumple con su amenaza. Pero para Qualcomm, el riesgo inmediato de perder su llamada licencia arquitectónica de Arm y ver bloqueada su hoja de ruta tecnológica parece mucho más extremo.
La drástica amenaza legal pareció provocar ansiedades más profundas de que esta disputa no se encamine hacia una resolución fluida y un regreso a la normalidad. Además de la incipiente competencia entre los dos, la relación se agrió después de que Qualcomm se convirtiera en uno de los principales oponentes al intento de adquisición de Arm por parte de Nvidia, que finalmente fue bloqueado por los reguladores.
La escalada legal pareció avivar preocupaciones más amplias. Arm, que recibe sólo pequeñas regalías por cada dispositivo que se envía con su tecnología, se ha empeñado en aumentar lo que se le paga. Es poco probable que verlo apuntar con un arma legal de este tipo contra un cliente clave haga que otros se sientan seguros.
También ha habido incertidumbre sobre cómo evolucionará el modelo de negocio de Arm a medida que busca convertirse en un proveedor más importante para sus clientes. El hecho de que Qualcomm deje de comprar los núcleos de Arm pone de relieve la gran dependencia de Arm de un puñado de grandes clientes.
Cualesquiera que sean las preocupaciones, es Qualcomm quien enfrenta la amenaza más inmediata y drástica de este enfrentamiento legal. La última salva de Arm parece una señal clara de que quiere llegar a un acuerdo, en lugar de ir a juicio. Si las dos partes pueden encontrar una nueva manera de repartirse el pastel, se calmarían muchos nervios.