Entre los numerosos mensajes recibidos durante las audiencias dedicadas a la evaluación del plan presupuestario estructural fijado por el gobierno, hay uno que deja claro cuán estrecho, muy estrecho, es el camino por el que debe avanzar el ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti.
El crecimiento será del 0,8%, según el Banco de Italia.
Demasiado poco para dar coherencia al marco macroeconómico que siempre ha tenido en mente el Tesoro, que apostaba por una reactivación de la economía de al menos un punto porcentual.
Por lo tanto, el aspecto de los recortes o nuevos impuestos se vuelve cada vez más apremiante.
Y hay dos variables de contexto relevantes: la primera es que el panorama internacional es más incierto que nunca dado el mundo en guerra; la segunda es que el Plan de Gobierno presupone la plena implementación de los programas del PNRR a los que se confía el control del crecimiento y las inversiones.