Tadej Pogacar, el gigante de al lado


Sobre la bicicleta es ahora un superhéroe que va más allá de los límites de su deporte, mientras que fuera sigue siendo un niño normal al que le cuesta levantarse temprano por la mañana. Incluso el día del Mundial. Retrato de un campeón que está reescribiendo la historia del ciclismo

Cuando hasta el vecino que más sabe del número de ruedas de la bicicleta empieza a señalar «Pero, ese Pogacar». Ese instante es la clara señal de que Pogacar, Tadej Pogacar de Komenda, ahora ha ganado por goleada. Hace tiempo que dejó atrás los límites de su deporte y estimula comparaciones ideales con los gigantes de cualquier disciplina, siendo noticia en los medios de todo el mundo. La demostración, una más, se produjo el pasado domingo en Zúrich, cuando dominó el Campeonato del Mundo con una hazaña legendaria – 100 kilómetros de fuga, 51,5 en solitario – vistiendo el maillot arcoíris junto con el rosa del Giro y el amarillo del Tour. En 149 días -hay muchos entre el 4 de mayo y el 29 de septiembre-, un monólogo que hasta ahora sólo habían logrado Eddy Merckx en 1974 y Stephen Roche en 1987. Pero Tadej también aniquiló al resto del mundo en Lieja-Bastoña-Lieja. Y si hiciera lo mismo en Lombardía, por cuarta vez consecutiva, el sábado 12 de octubre, nos obligaría a inventar un nuevo vocabulario. Hecho especialmente para él.



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