Los huéspedes habituales del camping no se sueltan: "Tenemos que irnos, pero no vamos a hacerlo."

“Si encuentras una letra así en el felpudo, te mojarás un poco las axilas”, admite Geert. “De repente todo se vuelve muy concreto. Dice que tienes que irte. Por supuesto que no vamos a hacer eso. Pero sí te recuerda la batalla que estás librando. Te enfrentas a ello una y otra vez. Realmente no lo dejas pasar ni por un momento”.

Esa batalla comenzará en la primavera de 2021. “Rápidamente me di cuenta de que las cosas estaban mal”, dice ahora Geert. “Alguien aquí en el camping preguntó: ¿sabías que hay un nuevo propietario? Me sorprendió completamente, aunque tuve buen contacto con el dueño anterior. Cuando escuché que había un fondo de inversión detrás, supe qué hora era. Eso no puede significar nada bueno para los huéspedes habituales”. Geert se frota el pulgar y el índice: se trata de dinero.

Tentación, luego coerción.

Su corazonada es correcta: los nuevos propietarios realmente quieren tomar un rumbo diferente. Las caravanas de huéspedes habituales, algunos de los cuales llevan décadas acampando en Sandevoerde, tienen que dar paso a casas de vacaciones de lujo. Primero con seducción, luego con coerción, se persuade a los campistas para que se vayan.

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