Hay un aspecto quizás poco considerado en la amnistía introducida en la Cámara por los partidos mayoritarios sin el conocimiento (sic) del gobierno, el de los costos y beneficios.
El Parlamento quería impulsar el acuerdo de dos años sobre los números de IVA garantizando a quienes quieran firmarlo la condonación de multas, intereses y también una parte importante de las sumas evadidas en el período 2018-2022. En cuanto a las sumas a devolver, oscilan entre el 50% en el caso de los contribuyentes con una declaración fiscal insuficiente y el 5% para aquellos con una declaración fiscal mejor. Sobre las sumas recuperadas, los antiguos evasores de impuestos pagarán un impuesto del 10, 12 o 15% en función de su diferente fiabilidad fiscal.
Pues bien, la ley de amnistía prevé una cobertura de casi mil millones en cinco años: son los ingresos perdidos a los que renuncia el Estado con la operación de amnistía. El mismo Estado que inventa la amnistía para impulsar un acuerdo fiscal del que imagina obtener 700 millones este año y mil millones el año que viene.
En resumen, además de que el equilibrio ético no cuadra porque quienes pagan impuestos regularmente se sienten tontos, el equilibrio contable también se vuelve cuestionable a menos que se crea que la nueva amnistía arrastrará a masas de evasores fiscales deseosos de cruzar la frontera. umbral de ilegalidad. Sin embargo, teniendo en cuenta los precedentes, parece poco probable.