Milán tiene 5 minutos, buenas noches Lecce: Fonseca pilla al Torino en ventaja


Morata, Hernández y Pulisic marcaron entre el 38′ y el 43′ de la primera parte: partido cerrado y los rossoneri provisionalmente líderes de la clasificación. En la final roja en Bartesaghi

Periodista

27 de septiembre de 2024 (modificado a las 11:06 p.m.) – MILÁN

La navaja de Álvaro Morata es la mejor sobre el terreno de juego en Milán-Lecce. Morata, más que en duda hasta la tarde, aparece con el pelo rapado y en el minuto 37 cabecea a portería una falta lanzada por Theo Hernández. No es un gol, es una puerta a una nueva dimensión: el Milán deja de sufrir y en exactamente cuatro minutos y medio, del 37’47” al 42’17”, marca dos goles más. El segundo es un gran zurdazo de Theo Hernández, el tercero un desvío de Pulisic, quizás el peor hasta ahora: 3-0 en 270 segundos, el tiempo de una canción. Todo terminará así, en una gran velada rossoneri de finales de verano. Los aficionados del Milán, acostumbrados a sufrir, como mucho a ganar con un Gabbia in extremis, disfrutan de una hora de cánticos sureños y miran la clasificación: el Milán es primero en la clasificación por una noche, a la par del Torino. No sucedía desde el 20 de octubre de 2023, han pasado 343 días.

dedicado a…

Dos imágenes, antes de hablar del partido. Morata se alegró con sus hijos al margen, con todo el equipo abrazándolo: considerando el complejo verano, es un lindo mensaje. Theo por su parte, entre una celebración y otra, señaló a Leao, al igual que a Venezia. Como diciendo: “mi objetivo es gracias a él”. Tiene razón: la asistencia de Rafa es especial, una gran jugada con la zurda para ennoblecer la elección de Fonseca de darle el brazalete (y la impresión es que, en este equipo de Milán, veremos varios capitanes durante la temporada).

los cinco minutos

El juego se desarrolla en esos cinco minutos, que merecen una historia dedicada. En primer lugar, es justo decir que al inicio del partido el Lecce lo había hecho mejor que el Milan: presente, muy bien colocado en el campo, con un 4-5-1 sin balón impermeable. El Milan, en los primeros 37 minutos, no dispara nunca y corre riesgos. A los 4 minutos, disparo de Dorgu. Al minuto 11, Maignan salva a Krstovic. Otros 10 minutos: disparo de Gallo. Entonces algo sucede. El Milan revivió, sobre la media hora tuvo dos medias ocasiones y en el minuto 37 entró en modo Real Madrid. Cínico como siempre. Primer gol: Tiro libre de Theo desde la izquierda, Morata anticipa a Krstovic con un cabezazo y se lo pone por encima de las manos a Falcone. Segundo gol: gran zurdazo de Leao para Theo que supera a Tete Morente y, dentro del área, dispara por debajo del larguero. Tercer gol: recuperación alta, Morata encuentra a Abraham que primero toma el poste y luego dispara a Falcone. En el rebote, el balón golpea a Baschirotto y termina para Pulisic, quien le agradece y va a celebrar.

la segunda mitad

El Milán, con ventaja de 3-0 al descanso, nunca está tranquilo pero Lecce no tiene a Gerrard y esto no es Estambul. Fonseca podrá pensar entonces en Xabi Alonso, que marcó en Estambul y esperará al Milan en Leverkusen el martes. Salen temprano Morata y Theo, también entran Jovic y Bartesaghi, que es expulsado a 10 minutos del final: roja directa por entrada con pie de martillo sobre Banda. Maignan arriesga un poco sólo con dos disparos de Rebic y Ramadani (más un poste de Banda con el juego detenido) pero el Milan está cerca de marcar el cuarto gol con un centro de Loftus-Cheek que pega en el larguero y al final también lo intenta con Leao: rebote de Falcone.

theo como maldini

En resumen, ¿están todos contentos menos Bartesaghi? Sí, pero dos más que los demás. Morata, ante los 71 mil en San Siro, marcó un gol muy contundente. A las 22.15 tenía una bolsa de hielo en la mano – y no es una buena señal, después de la bursitis en la rodilla derecha – pero la predicción es fácil: estará allí el martes en Leverkusen. Theo fue el mejor, marcó y dio asistencias, sobre todo llegó a 29 goles en la Serie A con la camiseta del Milan. Llegó a Paolo Maldini y ni siquiera él, cuando fue a convencerlo a aquel café de Ibiza, podría habérselo imaginado.





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