Con el director en el campo el equipo nerazzurri es mucho más ingenioso, peligroso y funcional. Los números lo dicen (y no sólo)
Uluslararası: es la traducción turca de internacional. No el equipo, sino el adjetivo. Aunque todavía está bien. Eso está bien porque Hakan Calhanoglu es internacional, por lo que uno podría imaginar una revisión de la legendaria frase de Nanni Moretti en Ecce Bombo: “¿Me notas más si vengo y me alejo o si no vengo en absoluto?”. Y aquí: “¿Me notas más si juego (aunque sea mal) o si no juego nada?”. Paren a todos: incluso medio Calhanoglu está bien. También este Hakan, seguramente lejos de las alturas del último campeonato, junto con Lautaro, el jugador más decisivo para alcanzar la segunda estrella. El Inter habla turco, esa es la verdad. Y lo sigue haciendo, porque el director es el jugador más insustituible de la plantilla de Inzaghi. Esto no significa que el entrenador nunca prescinda de él. No es así, ya pasó en Monza y volverá a pasar. Pero, no culpen a Asllani, con el director en el campo el Inter es mucho más reconocible, equilibrado, ingenioso, peligroso, funcional y funcional.
Diferencia
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Los números lo dicen. Los de la parte y los del todo. Se trata del derbi del domingo (el partido), en el que seguramente algo cambiará en la cabeza de Inzaghi y que – espera el técnico – servirá de estímulo para volver a levantarse. Desde el cambio entre Calhanoglu y Asllani, el rendimiento del Inter ha bajado. Es un eufemismo decir que la derrota dependió sólo de eso. Sin embargo, sería un error negar que se trata de un componente. Los nerazzurri patearon menos hacia Maignan, pero lo que más destaca es el de los tiros concedidos a sus oponentes: mientras Calha permaneció en el campo, sólo tres tiros hacia Sommer, a partir del minuto 64 incluso 13. Y, por supuesto, el ‘El Inter perdió distancias en la última media hora de partido y tampoco supo leer el partido (¿quizá fue una pena pensar en llevarse un punto?). Pero sin Calhanoglu, el Inter se ha vuelto vulnerable, abierto a atacar centralmente. Se destacan con razón las habilidades del turco en la dirección, la construcción y el acabado. Pero sus lecturas defensivas y su capacidad para detectar las líneas de pase de los demás salen a la luz muy poco. Asllani no puede garantizar esto. Y el Inter sufre esa distancia, más aquí que en otros roles en lo que a rotaciones se refiere.
Soluciones
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Analizando el conjunto en lugar de la parte, es decir, también los datos de los dos últimos campeonatos (desde que el turco es director), con Calhanoglu el Inter anota más puntos, produce más, anota más y concede menos tiros. Pensando en el verano pasado, cuando el Bayern intentó desestabilizar al centrocampista poniendo a prueba su disponibilidad en plena Eurocopa, el Inter hizo bien en levantar el muro resistiendo la tentación de un traspaso y una colección de primer nivel. Calha se mueve, esta es la verdad. E Inzaghi tendrá que saber gestionar bien su energía y su tiempo de juego. O para buscar rutas alternativas cuando el turco necesite descansar. Mirando hacia atrás, un gran pesar, por ejemplo, fue no ver al director entrar en Monza ni siquiera un minuto. Es mejor mirar hacia el futuro. Es mejor esperar el crecimiento de Asllani. El albanés tiene otras características pero – le dicen a Appiano – no le faltan ganas de aprender. Quizás trabajando en la fase defensiva. O en acelerar la distribución del balón, donde Calha destaca: el turco es un maestro del juego de dos toques. Inzaghi tiene la tarea de encontrar una solución. El que primero quiso al turco en los nerazzurri. El que le dio el papel de director.
la controversia
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Ahora avanzamos hacia otro tríptico de partidos reñidos: el Udinese. Estrella Roja y Turín. ¿Qué hacer con Calhanoglu? El partido fuera de casa del sábado ya es una buena encrucijada, incluso si la ausencia de Barella, combinada con el mal estado de forma de Mkhitaryan, sugeriría que Inzaghi no se dará por vencido con el turco. La derrota en el derbi pesa mucho. Calha se mostró confiado, así lo había hecho saber a través de las redes sociales en las horas previas al partido, lo que ayer también provocó el comentario del hijo de Adriano Galliani, Gianluca: “Quiere transformar el derbi de Milán en el de Estambul”. Pero no, el Inter no habla turco por eso.
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