No daré más detalles sobre la primera velada de padres de la clase de Lucie van Roosmalen (9), excepto que trabajarán en el tema del “periódico”. El periódico es un lugar del que se pueden depender muchas cosas: trabajar juntos en un equipo editorial, cumplir los plazos y, muy importante, buscar fuentes de noticias.
“¿Qué es verdad y qué no es verdad?”
Pensé en Lucie van Roosmalen, ¿no era todavía demasiado joven para convertirse en Stijn Bronzwaer?
Uno de los profesores señaló que era “un deseo muy grande” visitar un periódico en clase, pero que esto aún no se había logrado en un solo año escolar. Las personas con “un buen contacto” podrían darlo a conocer en la aplicación para padres. La madre a mi lado me dio un suave codazo, mostrándome una columna con una foto mía en su iPhone.
“¿Eres tú?”
Probablemente hubo otros que pensaron que yo sería un contacto hacia el cumplimiento de ese sueño. Pero luego tuve que decepcionarlos: no voy a cometer el mismo error que mi padre. Después de la exitosa visita de trabajo de nuestra clase a la pastelería del padre de Patricia Tolkamp, éste decidió venir y echar un vistazo a su carrera como funcionario. Le rogué que no me redujera aún más, ya era muy pequeña, pero pasó de todos modos.
Nos mostró la tarjeta perforada con la que podía abrir la puerta de entrada a la Casa Provincial, nos presentó en su pequeña oficina a Ten Hove, a quien odiaba tanto que la dirección había colgado una cortina entre los escritorios, y luego nos bebió limonada mixta en la sala de reuniones, donde solo vino a entregar documentos. Mi padre dijo que trabajaba en el Departamento de Agua y después no hubo nadie que quisiera. Cuando por la noche me preguntó si había ido bien, le dije que hubiera preferido que hubiera sido pastelero. Él entendió, eso lo hace grande otra vez.
La semana pasada me llamó la directora de este periódico. Recuerdo ese encuentro con gran alegría, pero ahora me imagino a treinta niños con un vaso de limonada mientras ella habla maravillas del periódico de dos secciones. Entonces podremos mirar la última página con mi foto, observar la interacción en la mesa central en caso de noticias inesperadas y el enfado reprimido cuando se supera un plazo.
La jefa de redacción Patricia también me mostró la máquina de café, en la que también había cajas de tartas y galletas debido a los cambios festivos. Me quedé con un trozo de masa en la mano, atragantándome con las bondades. También lo tenemos en cuenta. Y luego esperemos que vuelva a aparecer ese editor que señaló la máquina de café y dijo que de ahí nacen las mejores historias. Y luego intenta nuevamente no reírte.
Marcel van Roosmalen escribe una columna los lunes y jueves