Saskia es ahora bastante conocida entre los donantes que quieren o necesitan deshacerse de sus plantas (a veces medio muertas). Si viven cerca, Saskia viene a recogerlos. En casa ella mira lo que hay que hacer. Los recién llegados se bañan a menudo, dice riendo.
“Recibo regularmente casos desesperados, pero siempre pienso: ‘al menos miraré las raíces’. Mientras estén bien y tenga un poco de confianza en ellos, todo saldrá bien”.
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