Ruud Gullit (62) no volverá a patear un balón. Ya no puede hacer eso. Lo que mejor hace estos días es disfrutar de la vida. Juega golf, viaja por el mundo, devora todo lo relacionado con el antiguo Egipto, se rodea de gente positiva, es agradecido, se ríe durante el día. “No me tomo demasiado en serio”.
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