Osimhen, ¡qué caos! Sin el Chelsea y la lejana Arabia, ¿se quedará en el Napoli?


El delantero nigeriano gana 10 millones de euros pero está fuera de la plantilla y no hay clubes interesados

De nuestro corresponsal Vincenzo D’Angelo

30 de agosto – 23.58 h – NÁPOLES

Fuera rosa. Fuera del proyecto. Anclado por un giro que hoy es inimaginable. Víctor Osimhen permanece en Nápolesrehén de una cláusula de rescisión que nadie quería pagar y de un contrato faraónico ya fuera del mercado en Europa. La historia merecía más respeto, pero todos estaban equivocados en todos los lados. El club, que quizás con demasiado optimismo había imaginado una subasta millonaria por el Balón de Oro africano. El jugador, que se desconectó demasiado rápido, se imaginaba lejos de Nápoles incluso antes de que las calles del mercado le abrieran un camino seguro. Y luego los interlocutores que intentaron aprovechar la gran ruptura. Los últimos fueron Chelsea y Al Ahli, en un mano a mano que acabó en nada. Absurdo, locura. Historia de un desastre total. A día de hoy, Osimhen sigue siendo jugador del Napoli con un contrato de 11 millones por temporada hasta 2026. Dos años separados en casa no son tolerables teniendo en cuenta los últimos meses y la tensión de las últimas horas. El salvavidas podría ser el Arabia de siempre pero con otro club como protagonista, dado que allí el mercado de fichajes se cierra pasado mañana. O algún otro país con la ventana de negociación aún abierta, donde, sin embargo, no hay clubes dispuestos a satisfacer al Nápoles y a Osimhen. Estos son los escenarios y anuncian una guerra fría en el horizonte.

prisión dorada

Las últimas veinticuatro horas han sido una locura, si cabe más locura que gestionar un caso que lleva un año de duración. Osimhen podría haber abandonado el Nápoles hace un verano, cuando el PSG llevó a la mesa de De Laurentiis una propuesta de 150 millones. El presidente, sin embargo, no tenía ganas de despedirse del héroe del Scudetto y le había prometido a él y a su agente Roberto Calenda un ajuste contractual como jugador de primer nivel. Y así fue: renovación por valor de 11 millones, con una cláusula de rescisión de 130 millones de euros. Parecía una póliza de seguro, se convirtió en una prisión. Luego, tras meses de silencio, aquí está la oferta del Al Ahli, que llegó el domingo por la noche: 65 millones, exactamente la mitad de la cláusula. Oferta baja, pero aún real. Víctor, sin embargo, quiere esperar a Europa, espera al PSG -con el que había llegado a un acuerdo en junio pero al que le hubiera gustado comprar tanto a Osi como a Kvara, intransferibles para el Nápoles- y espera al Chelsea, que busca Un delantero de sus características. Y el Chelsea dio un paso adelante el martes: llamaron a su agente y el Napoli anunció que estaba dispuesto a hacer una oferta importante.

el ultimo dia

Sin embargo, las palabras no van seguidas de hechos. O al menos no los que todos esperaban. La primera oferta del Chelsea a Osimhen es de seis millones, un techo que los ‘blues’ se han impuesto en el nuevo curso. Es imposible avanzar en estas condiciones, por lo que Víctor decide abrirse a Arabia Saudita y escuchar la propuesta de Al Ahli. Quien envía a uno de sus intermediarios a Nápoles el jueves por la noche para cerrar el trato. Incluso desde Londres están tomando medidas, quieren gente allí, quieren llevarse a Osimhen a casa. Así, en la noche del jueves al viernes, el punto de inflexión parece cercano. Calenda llega a un acuerdo con el Al Ahli: 4 años por 40 millones para Osimhen, más cláusula de rescisión para volver a Europa. Oferta imperdible e inigualable. Pero cuando le toca al club negociar, algo se rompe. Los 70 millones de la última oferta no son suficientes para el Nápoles, quiere más. Pero Al Ahli no da marcha atrás: tómalo o déjalo. Napoli se va, Al Ahli luego recurre a Toney desde Brentford. Y el Chelsea no sube la oferta, al contrario intenta acorralar a Víctor, renovando la oferta a la baja. Sáltate todo, al menos por el momento. Un epílogo sin sentido, en el que el tercer bombardero del campeonato es tratado como papel de desecho. Todavía hay tiempo, pero no para un gran fútbol. Máxima tensión, difícil imaginar una vía de escape.





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