Se levantan las vallas: último intento de reducir las molestias de la vida nocturna en Haarlem

No quieren ser nombrados porque temen las posibles consecuencias. Después de todo, son vulnerables en su propia casa. Todo lo que se necesita es que alguien pase con demasiadas bebidas y se convierta en el cigarro. Sin embargo, estos residentes quieren dejar claro: no están en contra de la restauración. Saben lo que conlleva vivir en el centro de la ciudad. Les importa una cosa: «Estamos en contra de los excesos de la restauración nocturna», explica un residente.

Excesos

Según los vecinos, estos excesos han aumentado en los últimos años. La fuente de los disturbios es Smedestraat, una popular calle de vida nocturna con varios cafés. Las multitudes de la vida nocturna se sumergen en las calles laterales, como Lange Wijngaardsteeg, para orinar en público o consumir drogas. Y luego están los adolescentes, que son demasiado jóvenes para dedicarse a la restauración, pero que se quedan en las calles laterales bebiendo bebidas alcohólicas que han traído consigo.

Para el municipio de Haarlem, la restauración en el centro de la ciudad se ha convertido en un acto de equilibrio. Por un lado, quiere reducir las molestias y, por otro, estimular la cultura nocturna y ampliar los horarios de apertura en la medida de lo posible. En Smedestraat fracasó un intento de conceder a los establecimientos de restauración de Haarlem un permiso de 24 horas. Tras las objeciones de los residentes locales, cinco cafés que habían solicitado dicho permiso no obtuvieron permiso para permanecer abiertos por más tiempo.



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