Para ponerlo en contexto, la tendencia implica que un grupo de personas se turnan para decir una repetición de “Solo dame mi dinero” y, cada vez, el resto del grupo reacciona vitoreando y aplaudiendo con entusiasmo.
Sin embargo, la persona que va última en el grupo está siendo víctima de una broma sin saberlo. Después de animar a todos los demás, dice su versión de “Solo dame mi dinero” y comienza a aplaudir, solo para que todos los demás permanezcan en completo silencio.
Si bien la mayor parte del tiempo el chiste es completamente desenfadado, esta tendencia ha se enfrentó al escrutinio después de que algunas personas comenzaron a usarlo para engañar y avergonzar a niños pequeños, lo que los espectadores consideraron cruel.