«A los ingresos generados por los bancos se les añaden impuestos diversos y más elevados que los de las empresas de otros sectores económicos»: afirma en una nota el director general adjunto de la ABI, Gianfranco Torriero. Es la primera vez que la asociación interviene desde que surgieron los nuevos rumores sobre un impuesto a los beneficios extraordinarios. Torriero subraya cómo «un ahorrador que invierte en acciones bancarias sufre una tributación superior al 50%», y explica cómo los bancos cargan con «Ires (24%), Ires adicionales para los bancos (3,50%), IRAP (5,45%, que incluye, en comparación con el tipo ordinario, un tipo más elevado para los bancos) y el impuesto a tanto alzado sobre los dividendos (26%). Para las empresas no financieras – concluye Torriero – esta fiscalidad es siempre elevada pero 4 puntos porcentuales inferior”.