La conmemoración transcurrió con dignidad, el interés público fue bueno con poco menos de doscientos participantes, pero algo no andaba bien cuando los dos minutos de silencio en el monumento judío en Hoogeveen terminaron esta noche. Cualquiera que ya sospechara que algo no andaba bien se confirmó tras un rápido vistazo al reloj. Aún no eran ni las 8 de la noche.
“No, eran las ocho menos veinte”, dice Theo Osinga, algo avergonzado. Como en años anteriores, el Círculo Histórico de Hoogeveen estuvo a cargo de la organización del Día del Recuerdo en Hoogeveen, con la pequeña diferencia de que el presidente Johann Bisschop, quien normalmente se encarga de la organización, no pudo estar presente hoy. Y así esta vez se le ocurrió a la organización con el vicepresidente Osinga. “Bueno, llegamos demasiado pronto”, es la explicación simple.
Hubiera preferido que todo se hubiera reducido hasta el último detalle. “Y así fue en su mayor parte, porque hubo una conmemoración hermosa”, dice Osinga. Solo había pasado por alto un detalle. “Normalmente vamos todos los años con el recorrido silencioso a lo largo de la sinagoga judía, solo que lo habíamos eliminado del programa este año porque también estaríamos colocando coronas de flores en el monumento judío. Pensamos que eso era un poco duplicado”.