Inglaterra no convence pero gana (otra vez): Suiza pierde en los penaltis


En Dusseldorf el partido termina 6-4 tras un empate 1-1 en la prórroga (Embolo y Saka) al final de un partido bastante malo: el error de Akanji y el gol de Alexander-Arnold desde los once metros son decisivos. En semifinales los blancos ante el ganador del Holland-Türkiye

Periodista

6 de julio de 2024 (modificado a las 9:02 p.m.) – MILÁN

Para el hermoso juego, por favor revise. Pero mientras tanto, Inglaterra supera otro pico importante contra Suiza y entra en el G4 europeo (semifinal contra el ganador del Holanda-Turquía). Para ello, sin embargo, deberá aceptar el castigo de los penaltis (error de Akanji, gol decisivo de Alexander-Arnold) porque durante los 120 minutos de juego (1-1, goles de Embolo y Saka) no consigue remontar. de un equipo suizo que demuestra estar muy bien organizado. Los ingleses siguen siendo un grupo en busca de una identidad bien definida, que emerge sólo en destellos y se ve obligado a centrarse demasiado, si no del todo, en el juego de unos pocos individuos. Saka y Bellingham sobre todo. El camino hasta ahora ha sido mucho más difícil de lo esperado, pero mientras tanto Southgate celebra 100 banquillos al frente de los Tres Leones (es el tercer entrenador en alcanzar esta cifra) llevándolos al penúltimo acto del torneo.

las opciones

Sistemas de juego espejo – 3-4-2-1 – para Southgate y Yakin. En los Tres Leones hay sitio en la delantera para los habituales Bellingham (suspendido en libertad condicional tras el mal gesto contra Eslovaquia, y por tanto en el terreno de juego), Foden y Kane. En la única duda de vísperas del partido, el técnico inglés prefirió a Trippier sobre Alexander-Arnold, colocándolo por la izquierda y Saka por la derecha. Todo confirmado por parte suiza respecto a las indicaciones anteriores: Rieder dentro y no Widmer, ataque completado por Embolo y Vargas con Ndoye por la derecha. En otras palabras: el mismo ataque y, en la idea inicial, la misma actitud ofensiva y agresiva que había destruido a Italia. Excepto que Inglaterra, aunque de vía estrecha, no es la Azzurri y por tanto la inercia del partido en los primeros 45 nunca se ha desplazado hacia Suiza. Guión único para toda la primera vuelta: los ingleses puliendo el partido, o al menos intentándolo, los suizos bien cerrados como una tortuga – un equipo que demuestra estar bien sincronizado – esperando dar bofetadas en la reanudación. El problema es que, por un lado, el flujo de juego de los blancos de Southgate fue medio lento y, por otro, los arrebatos de Ndoye resultaron ser llamas apagadas de raíz, mientras que Xhaka tuvo que ocuparse en gran medida de la fase defensiva. Si excluimos la parte central, donde Inglaterra cerró durante bastante tiempo a los rojos en los últimos treinta metros, hubo un equilibrio absoluto en términos de peligro. En el sentido de que no había peligros. Pickford y Sommer se quedaron con los guantes fríos. Emociones que tienden al cero, cero como tiros a puerta. Inglaterra era potencialmente más peligrosa con el juego de Bellingham y especialmente con la percusión de Saka por la derecha, lo que obligó a Aebischer a vivir una pesadilla en bucle, escapándose de él en los entrenamientos cada vez que apuntaba.

El rincón de shaqiri.

El inicio de la segunda parte mantuvo el guión habitual: Inglaterra con el balón en los pies buscando una buena apertura, Suiza buscando la mejor manera de armar la carrera de Ndoye, hasta la hora. Entonces la dinámica cambió radicalmente y los rojos ganaron metros, tono y coraje. Hasta el punto de estrangular a los ingleses en su zona. Una presión que dio sus frutos en el minuto 75: un centro raso de Ndoye, un centro horrible y suave de Stones y Embolo se anticipó a Walker metiendo desde dos pasos. El bofetón, sin embargo, resultó beneficioso para los ingleses, que tardaron sólo cinco minutos en volver a la línea de flotación. Gracias a una inspiración personal de Saka, que como de costumbre evitó el marcaje de Aebischer y desde el borde del área descargó un zurdazo diagonal no potente pero sí traicionero y milimétrico al segundo palo. Se restableció el equilibrio y el partido entró en la prórroga, aunque en el último minuto del descuento (93′) Embolo, sin querer, sacó un gol que prácticamente se le había escapado de la cabeza a Ndoye. En la primera prórroga se registró un magnífico derechazo de Rice que fue respondido igualmente magníficamente por Sommer y en la segunda, un sensacional centro a los postes que Shaqiri desvió directamente desde un córner, además de un torpedo desde la izquierda. de Amdouni y un desperdiciado de cara a portería de Widmer. Los penaltis sonrieron a Inglaterra: el error de Akanji y el gol de Alexander-Arnold fueron decisivos.





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