Así podrás conocer a tus vecinos y disfrutar de un concierto gratuito en el jardín de Gijs


Simplemente entra al jardín trasero de alguien, saca una cerveza del refrigerador y disfruta de música en vivo sin que nadie te haga nada. Puede parecer un poco incómodo, pero cientos de personas en Roosendaal lo hicieron el domingo. No menos de 24 jardines de la ciudad pasaron a denominarse miniteatros al aire libre. Y a todos se les permitió simplemente entrar.

En Gijs Bullens, en Burgerhoutsestraat, la puerta está abierta de par en par. Hay patatas fritas y snacks sobre la mesa y una nevera portátil está completamente llena de bebidas. “Si tenemos la oportunidad de hacer una fiesta divertida, la gente será bienvenida”, afirma con entusiasmo.

“Tenía miedo de que solo vinieran personas que conocía”.

Renunció a su jardín para el festival de arte amateur ‘Peeking at the Buren’, que este año también se celebró por primera vez en Roosendaal. Se ofrecen actuaciones en varios jardines a cargo de talentos locales.

Detrás de una valla se ofrece un espectáculo de cabaret y un poco más allá se canta. Cualquiera que quiera venir puede encontrar el programa online. Y así es como los vecinos se conocen mejor.

“Tenía miedo de que solo vinieran personas que conocía, pero también entra todo tipo de personas desconocidas. Este es el segundo set y siempre va a todo vapor, así que es agradable verlo”, dice Gijs.

“También es muy agradable poder contemplar otros jardines, es realmente un vistazo”.

Annelieke Danen también abrió su jardín. Hay una banda joven tocando y está completamente lleno. “Hay 65 personas en el jardín, ¡lo cual es genial!”, dice. “En este mundo polarizado, ves cómo puede ser conectar la música y abrir tu jardín”.

A todo gas en el patio trasero de Annelieke y su marido Jos (foto: Rochelle Moes).
A todo gas en el patio trasero de Annelieke y su marido Jos (foto: Rochelle Moes).

¿Pero no es extraño simplemente entrar en el jardín de otra persona? “Sí, hay que acostumbrarse a eso”, dice Saskia van Leeuwen sentada en un banco contemplando la actuación. “Pero todos son muy cálidos y hospitalarios. Así te acostumbras rápidamente”. Su marido Marco añade: “También es muy agradable poder mirar otros jardines, es realmente como mirar a escondidas”.

Mientras que al otro lado del barrio el golpe Montaña rusa por Danny Vera Suenan los altavoces y Gijs reparte costillas. “Nos explicaron: tienes que actuar como si fuera tu propio cumpleaños. Para que se lleven cualquier cosa y hasta prendí la barbacoa”.

¿Recibe algo a cambio? “Nada es obligatorio, todo está permitido. Hay una alcancía donde puedes tirar algo. Y si la gente no quiere aportar nada, puede disfrutarlo”.

El público en el jardín de Gijs se divierte muchísimo (foto: Rochelle Moes).
El público en el jardín de Gijs se divierte muchísimo (foto: Rochelle Moes).



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