Multas en vacaciones: comer helado, dar de comer a las palomas u ocupar tumbonas puede salir caro


Durante sus vacaciones, los viajeros disfrutan especialmente visitando los monumentos y monumentos conmemorativos de su destino de viaje. Cada vez más turistas se toman selfies en la Plaza de España de Roma o se fotografían dando de comer a las palomas en Venecia, algo que en el futuro saldrá caro.

Para proteger mejor los monumentos y lugares históricos, en su mayoría antiguos, del turismo de masas y conservarlos durante más tiempo, algunos destinos turísticos populares han decidido adoptar medidas desagradables: prohibiciones, que si se ignoran pueden acarrear multas.

Normas de etiqueta en los edificios históricos de Italia

En Italia hay varias estaciones donde a los turistas les gusta hacer parada. La Plaza de España en Roma, en particular, le invita a sentarse cómodamente, tomar una bebida fría o un café y charlar con sus compañeros de viaje. Sin embargo, esto ahora está prohibido. Si todavía te sientas en los famosos escalones de mármol, te espera una multa de hasta 400 euros. Después de que la ciudad renovara la escalera histórica por 1,5 millones de euros, ahora quieren reducir al máximo las nuevas manchas.

En otros monumentos italianos existen prohibiciones similares: a los turistas no se les permite disfrutar del agua fresca de la Fontana de Trevi en Roma; de lo contrario, se les aplicará una multa de unos 500 euros. Venecia también tiene reglas estrictas para los turistas. En algunos lugares no está permitido sentarse en las escaleras ni en el suelo; solo se permite comer en restaurantes y zonas de descanso. Dar de comer a las palomas en la ciudad isleña puede costar hasta 200 euros. Si los viajeros nadan en canales o piscinas, serán multados con hasta 450 euros. Si viajas a la ciudad de Trapani en Sicilia, un helado puede salirte caro: aquí está prohibido comer helado en la calle.

No más billetes de viaje gratuitos para turistas: reglas estrictas en el mar

Cuando los turistas reservan sus tumbonas en la playa con una toalla, a muchos destinos turísticos no les gusta esto. En Torrox, Andalucía, las toallas desaparecen de las tumbonas de la playa tras un largo periodo de ausencia; si quieres recuperarlas, tienes que poner 30 euros sobre la mesa. En la playa de Lepe, en el suroeste de España, se tuvo que prohibir lo que en realidad debería ser un hecho: orinar en la playa se castiga con una multa de hasta 750 euros. Sin embargo, si caminas por la ciudad medio o completamente desnudo en Barcelona, ​​también te pueden multar entre 300 y 500 euros. También en Mallorca se están endureciendo las normas de etiqueta para frenar el consumo excesivo de alcohol.

Prohibiciones en Ámsterdam, París y Sylt

Un día relajante en la playa nadando, tumbado al sol y construyendo castillos de arena, ¿o no? Al menos esto último está prohibido en Sylt. Quien construya castillos de arena, pequeños o grandes, deberá pagar hasta 1.000 euros. Existen prohibiciones similares en las playas de Italia y España. Si los turistas planean un viaje a la ciudad de Ámsterdam, es posible que tengan que cambiar su programa: desde el 1 de enero de 2020, los recorridos por el barrio rojo local están prohibidos en general, hasta entonces solo están permitidos en determinados horarios; También sale caro si bebes alcohol en público, haces ruido o tiras basura al suelo. También existe una extraña ley en París que los turistas deben conocer. ¡Aquí está prohibido besarse en los cruces ferroviarios! Así pues, una despedida o un saludo exuberantes ya no deberían provocar retrasos en los trenes.

La abundancia de prohibiciones, a veces sorprendentes, en las atracciones turísticas demuestra que conviene estudiar detenidamente las reglas de etiqueta del destino de viaje antes de irse de vacaciones para evitar molestias innecesarias y multas costosas.

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