Battocletti y Tamberi, dos ejemplos para Italia. Y Mattarella los abraza.


Una velada larga y feliz para el Presidente en el Olímpico, junto al número uno de Coni, Malagò y el de Fidal, Mei: contagiado por el entusiasmo y los resultados de la selección italiana, a la que conoció antes de los partidos. Se quedó en el estadio una hora más de lo previsto

Periodista

12 de junio – 00:34 – ROMA

Sergio Mattarella se lo pasó genial. Se suponía que debía quedarse una hora y media, se quedó más de una hora más. Desde las 20.30, cuando ingresó al Estadio Olímpico, hasta el fuerte abrazo con Gimbo Tamberi, imágenes que llenaron los corazones y las redes. El Presidente de la República es recibido ante la tribuna de la Autoridad de Monte Mario por el número uno del CONI, Giovanni Malagò, el presidente de Fidal, Stefano Mei, y el presidente de la Atletismo Europea, Dobromir Karamarinov. Antes de entrar al estadio, en la Sala Representativa, quiso encontrarse con los deportistas: de Jacobs a Palmisano, de Fantini a Simonelli, hasta Tortu y Patta. Felicitaciones, apretones de manos poco formales y luego hacia el Olímpico, que explota. El presidente es muy querido, quizás también por su gran pasión por el deporte.

afecto

Mattarella se sitúa entre Malagò y el ministro de Deportes, Andrea Abodi. A su alrededor también estaban el presidente del World Athletics Coe y Mezzaroma y Nepi, número uno y director general de Deporte y Salud. Poco después del himno algo inesperado: Tamberi corre debajo de la tribuna. Mattarella se levanta y saluda, el azul se inclina. Empiezan las carreras y enseguida es plata con récord para Sibilio. El Jefe de Estado se muestra entusiasmado. Poco después de las diez Nadia Battocletti triunfa en los 10.000. Está previsto que Mattarella se vaya. Pero, ¿cómo se hace? Nadia acaba de ganar, Gimbo cometió dos errores en 2.29, hay que esperar. El tercer salto es perfecto, el presidente se ríe a carcajadas. Battocletti se une a él, es muy cariñoso. Mientras tanto Gimbo salta y vuelve a saltar. Hasta 2,37, oro loco. Mattarella lo espera y lo abraza fuerte. Qué hermosa Italia, presidente.





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