Momento embarazoso en una estación de tren de Londres: debido a que el ascensor estaba defectuoso, la usuaria de silla de ruedas Jennie Berry no tuvo más remedio que subir ella misma las largas escaleras. No necesitaba la colaboración del personal, al contrario… Cuando acababa el esfuerzo físico, dos empleados anunciaron que el problema técnico había sido solucionado y que “ahora podían utilizar el ascensor”. No pudieron reprimir una risa ante eso. “Su reacción es lo que más me molesta”, dice la mujer de 29 años.
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