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L’Oréal insta a todos los clientes a derrochar en sus productos “porque lo vales”. Los inversores ahora podrían preguntarse si el gigante francés del cuidado de la piel y el cabello valorado en 225.000 millones de euros merece su elevada valoración.
Un raro percance en el cuarto trimestre hizo que las acciones cayeran un desagradable 7 por ciento el viernes. ¿Duro? Talvez no.
Para empezar, el problema de L’Oréal era específico de su región del norte de Asia. Las ventas allí representan casi el 30 por ciento del total del grupo. Estos cayeron un 6,2 por ciento en el trimestre en términos comparables, frente a las expectativas de consenso de un crecimiento del 7,3 por ciento, un gran fracaso. El resto de sus mercados han estado en general bien.
En segundo lugar, el tropiezo podría ser un problema pasajero. El gobierno chino ha tomado medidas enérgicas contra daigou, compradores que compran cosméticos en zonas con impuestos más bajos, como Hainan y Corea del Sur, y luego los venden para obtener ganancias en China continental. Eso ya había afectado los resultados del tercer trimestre y parece ser un fenómeno temporal, aunque uno podría haber esperado que los compradores del continente tomaran el relevo.
Si el error es raro, de alcance limitado y probablemente temporal, la narrativa de inversión de L’Oréal debería permanecer intachable. El grupo de belleza está expuesto a una de las áreas de más rápido crecimiento en el ámbito del cuidado personal y del hogar: el cuidado de la piel.
Su escala significa que puede repartir el gasto en I+D y los gastos generales en más de 41.000 millones de euros de facturación. Aumenta los márgenes 30 puntos básicos al año e invierte un creciente flujo de caja en un vasto presupuesto de publicidad y promoción, por valor de más del 30 por ciento de las ventas. Esto debería aumentar las ganancias en más del 10 por ciento anual, dice Barclays.
Todo esto pasa por alto un punto clave. L’Oréal no tiene precio por sus perspectivas de crecimiento, que de hecho son sólidas e intactas. Su valoración, de 34 veces las ganancias futuras, refleja seguridad y fortaleza. Tiene una presencia diversificada en todas las regiones y categorías, y ha producido un crecimiento en todas ellas respaldado por su fuerte inversión en marketing.
Pero también lo hacen otros gigantes de productos de consumo. L’Oréal cotiza al doble que otras empresas como Unilever y Reckitt Benckiser, aunque en comparación son bestias pesadas.
Más concretamente, conlleva una prima del 40 por ciento respecto al gigante del lujo en rápida expansión LVMH. Ese tipo de brecha sólo se justifica si L’Oréal es una apuesta significativamente más segura. Sin embargo, si el impecable acabado del grupo comienza a desaparecer, su valoración tiene que caer aún más.
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