No se podría llamar a esto una entrevista periodística. Al presidente Vladimir Putin se le dio demasiado espacio acrítico para corregir lo que estaba mal sin interrupción. Al mismo tiempo, la conversación de dos horas con el comentarista estadounidense Tucker Carlson contenía una lección importante: ceder ante el presidente ruso no puede ni debe ser una opción, escribe nuestro reportero político Laurens Kok.
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