En el primer episodio de ‘La fábrica de sueños’ hubo muchos aplausos, pero el mayor aplauso lo recibió Otto Merlevede (12) de Sint-Amandsberg. Provino de un estadio Jan Breydel lleno: miles de aficionados corearon allí su nombre, en lengua de signos. Porque Otto es sordo. Sus padres tienen un sueño: «Que más personas puedan hablar la lengua de signos y que Otto pueda hablar con todo el mundo».
Fien Tondeleir
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