Mientras compraba en la calle comercial cercana, mi madre (99) dudaba de haber cerrado correctamente la puerta de entrada, que se atasca con el tiempo húmedo. Decidió pedirle a alguien que vigilara su andador para poder ir a casa y revisar la puerta.
Cuando le pregunté por qué había dejado su andador, recibí la respuesta: “Camino mucho más rápido sin andador”.
Los lectores son los autores de esta columna. Un Ije es una experiencia personal o anécdota en un máximo de 120 palabras. Enviar a través de [email protected]