En 2022 en Italia los costos de asistencia alcanzaron los 157 mil millones y, gracias a los impuestos generales, aumentaron un 126% en diez años. También alimenta la fiebre de compras el número de jubilaciones total o parcialmente asistidas, que ascendió a 6,55 millones, absorbiendo el 40,61% del total de beneficiarios de prestaciones previsionales. Esto es lo que se desprende del último informe sobre el balance del sistema de seguridad social elaborado por Centro de estudios e investigación “Itinerarios de la Seguridad Social”bajo el liderazgo del ex subsecretario de Trabajo, Alberto Brambilla, que fue presentado a la Cámara de Diputados y en el que se vuelve a llamar la atención sobre la necesidad de separar la seguridad social y la asistencia, conteniendo además este último capítulo de gasto. El informe destaca que el sistema de seguridad social se mantiene esencialmente firme, como lo demuestra la mejora de la ratio de pensionistas activos, que se sitúa en 1,4443, manteniéndose lejos de lo que se considera el umbral de seguridad (1,5). Un sistema que está destinado a mantenerse en el futuro inmediato siempre y cuando, subraya Brambilla, sea capaz de tomar, en un país que envejece, “decisiones cuidadosas en materia de políticas activas de empleo, edad de jubilación y pagos anticipados”. En el último caso, se deben reducir demasiados canales de salida antes de los límites de edad.
En 2022, se gastarán 559.500 millones en asistencia social: +6,2% respecto al año anterior
El último informe de “Rutas de la Seguridad Social” destaca que en 2022 nuestro país destinó un total de 559.513 millones a pensiones, sanidad y asistencia, con un incremento del 6,2% respecto al año anterior (32.656 millones). Y el gasto en prestaciones sociales absorbió más de la mitad del gasto público total (51,65%). También en el expediente se destaca que, en comparación con 2012, y por lo tanto en el transcurso de una década, el gasto en bienestar social aumentó hasta 127,5 mil millones estructurales: +29,4%.
En diez años, los costes sociales aumentaron un 126,3% y los costes de seguridad social un 17%.
El centro de estudios presidido por Brambilla señala que el importante crecimiento de los costes sociales es «atribuible sobre todo a los costes sociales soportados por los impuestos generales», que han aumentado un 126,3% en diez años «frente a “sólo” 37 mil millones en gastos sociales seguridad (+17%)”. De ahí el nuevo recordatorio de “Itinerarios de la Seguridad Social” sobre la necesidad de separar seguridad social y asistencia, conteniendo además esta última partida de gasto.
Más de 6,5 millones de pensionistas “asistidos”
El informe señala que hasta 2022 se pagarán 4.146.120 tratamientos totalmente asistenciales (invalidez civil, acompañamiento, prestaciones sociales, pensiones de guerra) por un coste total de 21.486 millones de euros, a pesar de la disminución de las pensiones de guerra. Teniendo en cuenta que un mismo individuo puede tener derecho a múltiples prestaciones, en realidad existen 3.746.753 beneficiarios de tratamientos totalmente asistidos. Por otro lado, hay un total de 6.751.556 servicios parcialmente asistidos prestados nuevamente en 2022, de los cuales 3.887.168 millones corresponden a tratamientos que incluyen complementos mínimos, aumentos sociales y montos adicionales: para beneficiarse de ellos, netos de duplicidades y sin considerar el decimocuarto mes de salario. , hay 2.804.780 sujetos. Por tanto, hay 6.551.533 pensionistas que están total o parcialmente asistidos, “es decir, el 40,61% del total”.
La ayuda cuesta 157 mil millones
En conjunto, el coste de las actividades asistenciales soportado por los impuestos generales ascendió a 157 mil millones en 2022, 12 más que los 144,2 mil millones en 2021. Desde 2008, cuando el gasto en cuidados fue de 73 mil millones, los costes corren a cargo del Estado – leemos en el informe – se han más que duplicado, con una tasa de crecimiento anual del 7,67%, incluso tres veces superior a la del gasto en pensiones, que sin embargo se sustenta en contribuciones específicas. «Todo esto mientras la deuda pública se acerca peligrosamente a los 3 billones y, según los datos del Istat – precisa Brambilla – el número de personas en situación de pobreza sigue aumentando: se podría decir que no sólo enviamos mucho sino que también gastamos mal» .