“Como vecinos cercanos, intentemos dejar esto atrás. Hablad entre vosotros. El derecho penal no ofrece la solución adecuada en este caso”, dijo el juez a dos vecinos de Coevorden. Estaban juzgados por un conflicto por contaminación acústica que se les fue de las manos.
Dado que su vecino de 42 años tiene una ampliación y la ha convertido en pub, la gestión del vecino de 43 años se ha convertido en una carga. “El vecino es sordo, se abre el regulador de volumen y todos pueden disfrutar de su música hardcore a todo volumen sin que se lo pidan. Mi hijo salta de la cama debido al bajo.”
El año pasado, el 26 de marzo, las cosas salieron terriblemente mal. El sospechoso de mayor edad quiso quejarse y tocó el timbre, intentó contactar por teléfono y envió un mensaje de texto. Pero no fue posible ponerse en contacto.
“Y de repente lo veo colgando de la valla y golpeando nuestra ventana con una viga”, responde el vecino más joven. Él no había escuchado el timbre debido a la música y a su vez arrojó una silla a la cerca.
El mayor dijo que lo golpearon en el proceso. La silla fue seguida por un martillo que aterrizó cerca de él. La medida estaba entonces llena.
Con un martillo, él a su vez fue al frente de la casa de su vecino y rompió la ventana de la puerta principal. No sabía que la novia de su vecino estaba en el pasillo. Sufrió un corte en la nariz a causa de los fragmentos de vidrio.
Ambos hombres fueron acusados de agresión, intento de agresión agravada y vandalismo. “Después de ese día, el terror no hizo más que empeorar”, dijo el mayor de los dos.
El juez lamenta el conflicto que se ha salido de control. Al principio ambos hombres se llevaban bastante bien. El intento de hablar entre nosotros a través de un mediador ha fracasado.
El sospechoso mayor dice que todavía está abierto a esto, el más joven cierra la puerta. “Le insto a que haga otro intento”, dijo el juez.
La destrucción de la ventana puede ser probada, considera el juez. No el intento de asalto a la novia que estaba detrás de la puerta. “No puedo determinar si sabías que ella estaba parada allí”.
Lanzar una silla no es agresión, como se alegó. No se observaron heridos. Lanzar un martillo es, como mucho, una amenaza, cree el juez.
El mayor fue condenado a 20 horas de servicios comunitarios, el otro deberá trabajar 10 horas como castigo.